Cuando una está soltera, la vida gira en torno a las amigas. Por mucho que los hombres se ilusionen y crean que pasamos las horas pensando en ellos, lo cierto es que pasamos las horas con nuestras amigas.
Por supuesto que no con todas nuestras amigas compartimos las mismas cosas. Lo que sí compartimos con todas son las historias.
Sin embargo, entre todas esas amigas que están presentes para cosas muy variadas, siempre hay una que es la chica "relaciones públicas". No necesariamente trabaje de eso, obviamente, incluso hasta es posible que sea ingeniera nuclear en el
Balseiro pero, aún a kilómetros de distancia parece estar mucho más informada que cualquiera de lo que pasa en la noche. Es la que siempre tiene data sobre lugares para salir, muchachos aceptables y hasta recitales o fiestas que trascienden "de boca en boca". Por este motivo, mientras respondemos a sus mensajes de aviso de fiesta o entrada gratis a algún boliche de moda nos preguntamos cómo hace para enterarse de todo eso con la vida ocupada que lleva. Es entonces cuando sospechamos que, posiblemente, esa vida ocupada sea la que la lleve a conocer gente que le pasa la información vital para la vida social de sus amigas. Pero esa observación la descartamos pronto porque implicaría que nuestra vida no está tan ocupada como podría y eso significaría que ya no tendríamos excusa para postergar el gimnasio.
Así que, aceptamos las invitaciones, llamamos a todos los números free del celular para arreglar con las chicas y, finalmente, producidas como las diosas fatales que somos, salimos rumbo a la propuesta elegida de la noche agradeciendo tener a la chica RRPP entre nuestros contactos.
Sí, entre nuestros contactos, porque la chica RRPP rara vez sea una de esas amigas que se junta a matear (a menos que sea una previa), a salir a caminar (excepto que sea para ir a buscar a alguien para salir) o simplemente llame para ver cómo estás (no porque no le importe, sino porque siempre anda a las corridas). Por suerte, siempre están esos quince minutos en la barra (antes de que llegue algún chico "divino") en los cuales podemos ponernos al tanto de su vida y contarle las últimas novedades de la nuestra. Entonces llega ese chico divino, u otro, y ella se va a saludar a fulano o mengano y nos deja en una excelente compañía, porque si algo sabe hacer la chica RRPP es elegir chicos lindos y simpáticos sin compromiso para presentarles a sus amigas.
Por eso, cuando salimos del boliche, encantadas con el muchacho que nos presentaron, nos preguntamos cómo es posible que, entre tanto chico lindo y soltero, la que siga sola sea ella, justamente la chica RRPP.
Quién sabe, tal vez las relaciones públicas no lleven a relaciones íntimas (por lo menos fuera del ámbito político, pero ese es tema de otro tipo de entrada).